En la iglesia somos muy espirituales. Adoramos, predicamos, y a los pobres ignoramos. Los dejamos que se estén ahí, o los encaminamos a la asistencia pública. Cuando somos acorralados por su necesidad, la reportamos a los ancianos de la iglesia para que “hagan algo”. Conciliamos el sueño persuadidos que el evangelio no pretende ser una […]