¿Te imaginas morir de insuficiencia cardiaca por tocar una piedra del mar? Algunos atraídos por una bella piedra han fallecido tras descubrir que la bella roca no es más que el camuflaje del pez piedra, uno de los 25 más tóxicos animales del mundo. Su veneno neurotóxico es tan potente como el de la Cobra, capaz de causar un paro cardio-respiratorio letal.
El corazón del hombre se asemeja a este pez, esconde sus peores pecados bajo un camuflaje espiritual atractivo a la vista. Judas fue el colmo de esto. Su fingida filantropía por los pobres (Juan 12:4–6) encubría la letal codicia que entregó a Cristo a la muerte.
Si hacemos una disección del asunto encontraremos que al corazón le encanta la oscuridad y evita la luz de la Dios a toda costa. Por esto teje un camuflaje para atraer la mirada aprobadora y evitar la condenadora. Pues cuando la corrupción del corazón es iluminado por la mirada de Dios, la conciencia se aturde con un sentido de culpa.
Ni aún el hombre más santo, soporta exponer la corrupción de su corazón a la santidad de Dios. Isaías el profeta, santo como era, desvaneció cuando la gloria de Dios invadió el templo donde se hallaba haciéndolo sentir pecador en cada poro de su existencia. Por esto, para evitar el shock, el hombre igual se esmera en pecar como en cubrir su rastro.
El problema no solo se da en super-apóstatas como Judas, es intrínseco a la naturaleza humana caída. Y aún en los cristianos se llega a dar. Cuando y los discípulos cruzaron por Samaria y fueron menospreciados por los Samaritanos, Juan y Jacobo encendidos en celo deseaban invocar a Dios a manera de Elías con los profetas de Baal, para que descendiera fuego de juicio sobre ellos. El Señor denunció su celo como un mero camuflaje de un espíritu intolerante.
Asi también nuestro corazón está lleno de camuflajes de apariencia espiritual que esconden toda suerte de pecados. Algunos cristianos esconden la avaricia preciándose de ser ahorrativos. Otros, son duros con los demás, disimulan su falta de amor remarcando su industriosidad personal. Otros se inflaman como los hijos del trueno, haciendo alarde de su celo cuando en realidad encubren su carácter volcánico. Otros enamorados del podio por una necesidad obsesiva de ser el centro de atención la justifican con su don de liderazgo. No faltan aquellas mujeres que se jactan de ser guerreras de oración que les encanta inmiscuirse disimuladamente en los problemas de los demás: metiches con aureola de santidad.
Este género de pecados son inaccesibles y empedernidos, pues tienen la conciencia convencida, mediante el autoengaño, que lo que practican no es pecado sino virtud, y con la práctica de la virtud fortalecen inadvertidamente los pecados escondidos detrás.
Aquellos valientes que quieren ser obedientes en todo y desarraigar estos pecados inaccesibles, deben comenzar por orar a Dios a la manera de David, para ser librados de sus pecados ocultos. Asimismo, porque Dios de la fuerza para sufrir un reajuste de imagen, pues existe una gran diferencia de estatura de como nos pensamos a como Dios nos ve. El ejercicio puede ser tan doloroso como si a alguna mujer le quitaran el maquillaje en público. Pero al fin tendremos una noción verdadera de cuales son los pecados que debemos desarraigar y dejaremos de vivir enajenados.
Comienza hoy por examinar lo que piensas son tus virtudes y reflexiona cuáles son los pecados que se ocultan detrás de ellas. Pudiera ser que lo que piensas es salud en realidad ha sido tu enfermedad.
Walter Martinez says
Buen punto para todos y principalmente para los hijos De Dios
PensarBiblico says
Así es Walter. Junto con la lucha del pecado está la de la imagen propia